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La crítica efectiva

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El primer versículo de Devarim, el quinto y último libro de la Torá, parece trivial: "Estas son las palabras que habló Moshé a todo Israel en la otra ribera del Jordán, en le desierto, en la planicie frente a Suf, entre Parán y Tofel, Labán, Jatzerot y Di-zahav". No hay aquí ningún indicio dramático. Pero los Sabios del Talmud encuentran algo, y eso cambia todo.

Lo extraño del versículo es el nombre del último lugar: Di-zahav. ¿Qué lugar es este? No fue mencionado antes ni se lo vuelve a mencionar en ninguna otra parte del Tanaj. Pero el nombre es tentador. Pareciera significar "basta de oro". El oro por cierto es algo de lo que ya oímos hablar antes. Fue el metal con el que hicieron el Becerro de oro cuando Moshé estaba en la montaña recibiendo la Torá de Dios. Este fue uno de los mayores pecados cometidos durante los años en el desierto. ¿Quizás la enigmática mención de un lugar llamado "Basta de oro" puede tener algo que ver con ese pecado?

A partir de estas pistas e indicios, los Sabios dedujeron un drama notable. Esto es lo que dijeron:

Moshé habló audazmente [hitiaj devarim] al Cielo… La escuela de Rabí Ianai aprende esto de las palabras Di-zahav. ¿Qué significan estas palabras? Dice la escuela de Rabí Ianai: "Estas son las palabras que habló Moshé ante el Santo, Bendito sea: 'Basta' [dai], fue lo que causó que hicieran el becerro… Rab Jia bar Aba dijo: Es como el caso de un hombre que tenía un hijo. Él lo bañó, lo ungió y le dio de comer y beber en abundancia, le colgó una billetera al cuello y lo puso en la puerta de una casa de mala reputación. ¿Cómo iba a evitar pecar?(1)

En esta dramática relectura, Moshé aparece como abogado defensor del pueblo judío. Sí, admite ante Dios, el pueblo cometió un pecado. Pero fuiste Tú quien les proporcionó la oportunidad y la tentación. Si los israelitas no hubieran tenido oro en el desierto, no habrían podido hacer un Becerro de oro. Además, ¿quién necesita oro en el desierto? Hubo sólo una razón por la cual los israelitas llevaron oro consigo: porque siguieron Tus instrucciones. Tú dijiste: "Di al pueblo que cada hombre pida a su prójimo y cada mujer a su prójima, objetos de plata y oro" (Éxodo 11:2). Por lo tanto, no los culpes. En cambio, por favor, perdónalos.

Este es un pasaje maravilloso por propio derecho. Representa lo que los Sabios llaman jutzpá klapei Shamaia, "audacia hacia el Cielo".(2) (Solemos pensar que jutzpá es una palabra ídish, pero en verdad es aramea y nos llega del Talmud de Babilonia). La pregunta es: ¿Por qué los Sabios eligieron este pasaje para explicar el punto?

Después de todo, el episodio del Becerro de oro está explicado por completo en Éxodo 32-34. La Torá nos dice explícitamente cuán audaz fue Moshé en sus plegarias. Primero, cuando Dios le dijo lo que el pueblo había hecho, Moshé de inmediato respondió diciendo: "Dios, ¿por qué se encenderá Tu ira contra Tu pueblo?... ¿Por qué hablarán los egipcios diciendo: 'con mala intención Él los sacó, para matarlos en las montañas y aniquilarlos de sobre la faz de la tierra'?" (Éxodo 32:11-12) Esto fue audaz, Moshé le dijo a Dios que a pesar de lo que el pueblo había hecho, sería Su reputación la que sufriría si se llegaba a saber que Él no llevó a los israelitas a la libertad, sino que los mató en el desierto.

Luego, al bajar de la montaña y ver lo que el pueblo había hecho, llevó adelante su acto más audaz. Rompió las Tablas, grabadas por Dios mismo. La audacia continúa. Moshé volvió a subir a la montaña y le dijo a Dios: "Este pueblo ha cometido un gran pecado y se han hecho un dios de oro. Pero ahora, te ruego que perdones su pecado, y si no, bórrame del Libro que Tú has escrito" (Éxodo 32:31-32). Este es un lenguaje sin precedentes. Este debería ser el pasaje que los Sabios adjuntaran a un relato sobre la audacia de Moshé en defensa de su pueblo. ¿Por qué entonces adjuntarlo aquí, a un oscuro nombre de un lugar en el primer versículo de Deuteronomio, donde no tienen ninguna conexión con el sentido llano del versículo?(3)

Pienso que la respuesta es esta. A lo largo de Devarim, Moshé es implacable en su crítica al pueblo: "Desde el día que salieron de Egipto hasta que llegaron aquí, se han rebelado contra Dios… Desde que los conozco han sido rebeldes contra Dios" (Deuteronomio 9:7, 24) Su crítica se extiende hacia el futuro: "Si estando yo con vida junto a ustedes hasta hoy, han sido rebeldes hacia Dios, ¡cuánto más se rebelarán después de mi muerte!" (Deuteronomio 31:27). Incluso las maldiciones de Deuteronomio, pronunciadas por Moshé mismo,(4) son más sombrías que las de Levítico 26 y carecen de cualquier nota de consuelo.

La crítica es fácil de pronunciar, pero difícil de soportar. Es demasiado fácil cerrar los oídos o incluso invertir la crítica ("Nos culpa a nosotros, pero debería culparse a sí mismo. Al fin y al cabo, él estaba al mando"). ¿Qué hace falta para que se preste atención a las críticas? El pueblo debe saber, por encima de toda duda, que el líder siempre está dispuesto a defenderlos. Tienen que saber que se preocupa por ellos, que quiere lo mejor para ellos, y que está dispuesto a asumir riesgos personales por su bien. Sólo cuando saben con certeza que quieres lo mejor para ellos, entonces pueden escuchar cuando los criticas.

Esto fue lo que llevó a los Sabios a la interpretación que hicieron del nombre del lugar Di-zahav en el primer versículo de Devarim. ¿Por qué Moshé pudo ser tan crítico durante el último mes de su vida? Porque el pueblo al que le hablaba sabía que los había defendido a ellos y a sus padres en sus plegarias pidiendo el perdón Divino. Sabían que él se había arriesgado a desafiar a Dios, que se negó a aceptar la oferta de Dios de abandonar a los israelitas y comenzar un nuevo pueblo, en síntesis, porque toda su vida fue un líder dedicado a hacer lo que era mejor para el pueblo. Cuando sabes eso sobre alguien, puedes escucharlo incluso cuando te critica.

Uno de mis héroes favoritos es el gran Rabino jasídico Rabí Levi Itzjak de Berditchov (1740-1809). Hay muchas historias respecto a cómo él intercedió ante el Cielo en favor del pueblo judío. Mi historia favorita, sin duda apócrifa, es la siguiente: Levi Itzjak vio una vez a un judío fumando en la calle en Shabat. Le dijo:

—Amigo, seguro que has olvidado que hoy es Shabat.

—No. Sé qué día es.

—Entonces habrás olvidado que está prohibido fumar en Shabat.

—No. Sé que está prohibido.

—Entonces seguro que estabas pensando en otra cosa cuando encendiste el cigarrillo.

—No, sabía lo que hacía.

Rabí Levi Itzjak alzó los ojos al Cielo y dijo: "Amo del universo, ¿quién es como Tu pueblo Israel? ¡Le doy a este hombre todas las oportunidades y aún así no dice una mentira!".

Los grandes líderes de Israel fueron los mayores defensores de Israel, personas que veían lo bueno dentro de lo que todavía no era bueno. Por eso los escuchaban cuando instaban a la gente a crecer y cambiar. Así es como los Sabios veían a Moshé. Este fue el hombre que tuvo la audacia de lograr que fuera perdonado el pueblo que había fabricado el Becerro de oro.

Es fácil criticar y difícil defender. Pero el Midrash sobre Moshé nos transmite una idea que cambia toda la perspectiva: Si quieres cambiar a alguien, asegúrate de estar dispuesto a ayudarlo cuando lo necesite, a defenderlo cuando lo necesite y a ver lo bueno que hay en él, no sólo lo malo. Cualquiera puede quejarse, pero tenemos que ganarnos el derecho para criticar.


NOTAS

  1. Berajot 32a
  2. Sanedrín 105a
  3. Presta atención, por ejemplo, que Rashi da una interpretación prácticamente opuesta.
  4. De acuerdo con el Talmud, Meguilá 31b, Moshé pronunció las maldiciones de Levítico, pero las palabras mismas procedían de Dios. Las maldiciones de Deuteronomio fueron formuladas por el propio Moshé. Obviamente, el hecho de que estén en la Torá implica que Dios las ratificó.

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