
En los túneles más oscuros de Gaza, donde la esperanza parecía imposible, emergió un profundo heroísmo judío. No el heroísmo de la fuerza física, sino el heroísmo del espíritu judío que ha sostenido a nuestro pueblo a lo largo de milenios de adversidad. En una reciente entrevista en 60 Minutes, que incluyó un recorrido por un kibutz israelí destruido, rehenes israelíes liberados y sus familiares demostraron valores judíos atemporales que han preservado a nuestra nación a través de incontables pruebas.
1. El heroísmo de la conexión humana
El poder de la conexión humana entre los rehenes demuestra el valor judío de arevut, nuestra responsabilidad mutua. Como lo describió Keith Siegel: "Un vínculo muy fuerte. Poder cuidarnos unos a otros, física, mental, emocional y psicológicamente, brindarnos apoyo, tener a alguien con quien compartir pensamientos, preocupaciones, miedo."
Incluso en las circunstancias más deshumanizantes, formaron lazos similares a los de una familia. "A veces me sentía como un padre para ellos", dijo Tal Shoham sobre sus compañeros de cautiverio, Guy y Eviatar.
El contacto físico se convirtió en una fuente crucial de consuelo:
"Nos tomábamos de las manos así y nos mirábamos muy asustados, pero estábamos juntos", dijo Aviva Siegel sobre su tiempo en cautiverio con Agam Berger. Durante los bombardeos, esta conexión fue literalmente lo que los salvó: "Hubo un bombardeo muy, muy intenso. Agam estaba especialmente asustada... Le sostuve la mano, ella me ayudó y yo la ayudé", recordó.
Esto refleja el entendimiento judío de que, incluso en nuestros momentos más bajos, nunca estamos realmente solos. Así como nuestros antepasados encontraron fuerza en la comunidad durante exilios y persecuciones, estos héroes modernos encontraron una familia entre sus compañeros de cautiverio.
2. El heroísmo del ingenio
Al describir cómo los rehenes negociaban con los guardias para mejorar sus condiciones, Tal relató que los prisioneros daban masajes diarios a uno de los terroristas a cambio de más comida, algo que necesitaban desesperadamente. Esta astucia recuerda cómo los judíos han mantenido su dignidad contra todo pronóstico a lo largo de la historia, desde celebrar el Séder de forma clandestina durante la Inquisición hasta estudiar Torá en los campos de concentración.
Tal continuó diciendo: "No necesitas demasiado para seguir vivo. Puedes comer sólo pan cada día, y si tienes 200 ml de agua diarios, seguirás vivo".
El humor también se convirtió en una herramienta de supervivencia. Cuando un rehén cayó en la depresión, los demás notaron que "debía volver en sí porque solía hacernos reír y bromear con nosotros sobre las cosas." Incluso en la oscuridad, encontraron formas de crear luz.
3. El heroísmo del altruismo
Incluso después de una tragedia personal inimaginable, Yarden Bibas quizás demuestra el valor judío más profundo: preocuparse por los demás a pesar del propio sufrimiento. Habiendo perdido a su esposa y a sus dos hijos pequeños, sus pensamientos siguen con su amigo cautivo:
"Perdí a mi esposa y a mis hijos. Sharon no debe perder a su esposo".
Este altruismo refleja el ideal judío más elevado: incluso en nuestro propio sufrimiento, debemos ver el sufrimiento de los demás. Esto nos recuerda incontables historias judías donde los individuos antepusieron las necesidades de la comunidad a su propio bienestar.
4. El heroísmo de dar testimonio
Los padres de los rehenes muestran otra forma de heroísmo judío: el valor de enfrentar verdades dolorosas mientras mantienen la esperanza. Cuando le informaron detalles difíciles sobre el cautiverio de su hijo, Galia David respondió con una valentía notable: "Quiero que todos escuchen, porque esta es la realidad."
A lo largo de la historia judía, dar testimonio ha sido una obligación sagrada. Desde el Holocausto hasta el sufrimiento contemporáneo, el judaísmo nos enseña a no apartarnos de las verdades difíciles, sino a enfrentarlas con compasión. Estas familias encarnan el difícil equilibrio entre reconocer el sufrimiento y negarse a ceder ante la desesperación.
5. El heroísmo de la memoria perdurable
Para los rehenes liberados, la libertad no ha significado olvidar. Cuando le preguntaron si su mente seguía con aquellos que aún están en cautiverio, Keith Siegel respondió sin rodeos: "Sí, todos los días, la mayor parte del día."
Este compromiso con el recuerdo es profundamente judío. Se nos ordena recordar el éxodo de Egipto, recordar a Amalek, recordar Jerusalem. La incapacidad de Keith para olvidar a quienes aún sufren refleja la obligación judía de llevar a otros en nuestros corazones incluso después de nuestra propia salvación.
Encontrar humanidad en la inhumanidad
Ilan Dalal, padre del rehén Guy Gilboa-Dalal, describe las condiciones como "peores que el trato que dan a los animales." Sin embargo, incluso en esta deshumanización, los rehenes liberados han compartido historias increíbles sobre cómo mantuvieron su humanidad esencial, un profundo testimonio del indomable espíritu judío.
Rav Jonathan Sacks señaló que "la historia judía no es meramente una historia de supervivencia física, sino de supervivencia moral." Estos rehenes, al mantener su humanidad en condiciones inhumanas, ejemplifican esta supervivencia moral en nuestro tiempo.
Su ejemplo nos llama a encarnar estos mismos valores en nuestras propias vidas: fortalecer nuestras conexiones con los demás, enfrentar las verdades difíciles con valentía y nunca olvidar a quienes aún sufren. Al hacerlo, honramos no sólo su heroísmo, sino los valores judíos eternos que ellos representan con tanta fuerza.
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