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Después de la luna de miel: ¿por qué Shavuot se compara con el matrimonio?

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La festividad de Shavuot celebra el día en que Dios entregó la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí. El Talmud declara que la entrega de la Torá fue más que una simple transacción; fue una boda teofánica y el comienzo de una relación con Dios.

La representación de un matrimonio entre el pueblo judío y Dios aparece en muchos textos rabínicos.(1) Esta descripción tiene sus raíces en textos bíblicos como en Oseas (2:21), donde Dios dice: “Y te desposaré para siempre”.(2) Así como un matrimonio entre dos personas se basa en un compromiso mutuo, nuestra relación con Dios se fundamenta en una devoción íntima entre ambos.

Una tradición más desconcertante representa esta boda divina como un matrimonio entre el pueblo judío y la propia Torá.(3)

¿Qué significa estar casado con la Torá? Presumiblemente, siendo la Torá una obra legal, tiene más sentido conceptualizarla como una ketubá, un contrato matrimonial que delimita responsabilidades. Aunque supremamente sagrada, no está claro qué significa que una nación esté casada con un documento inanimado.

Amor y contratos

Una vía para descifrar este misterio puede encontrarse en la asesoría matrimonial. Existe una gran diferencia entre cómo el matrimonio se representa en las comedias románticas de Hollywood y la vida real que comienza después del “y vivieron felices para siempre”. Los matrimonios nunca están libres de dificultades. Tienen altibajos, momentos de amor pleno y momentos de dolorosa indiferencia. Los instantes de encantadora intimidad son importantes, pero no suelen predecir el éxito del matrimonio a largo plazo. El verdadero trabajo del matrimonio tiene lugar después de que se disipa el brillo de esos momentos hollywoodenses.

Muchas personas se deprimen cuando entra en escena la dura realidad de “lavar los platos, llevar y traer a los niños y pagar la matrícula”. Como dijo la psicóloga Dra. Joyce Brothers: “El matrimonio no es sólo comunión espiritual, también es recordar sacar la basura”.

Aunque los contratos no suelen asociarse con imágenes de pasión íntima y amor, los investigadores han descubierto que, paradójicamente, los elementos contractuales del matrimonio pueden utilizarse como herramientas para fortalecer las relaciones. En su artículo del New York Times, “To Fall in Love, Sign on the Dotted Line” (“Para enamorarse, firme en la línea de puntos”), Mandy Len Catron habla sobre la importancia de crear “contratos de relación” para ayudar a las parejas a expresar sus necesidades y trabajar juntas en definir los parámetros de su vínculo singular. Aunque el nombre legalista pueda sonar poco romántico para algunos, Catron enfatiza que es simplemente una forma de demostrar compromiso con la relación y el deseo de dar lo mejor de uno mismo.

Un elemento de un contrato de relación, ya sea escrito formalmente o no, debería incluir actos programados para fortalecer la relación. Los renombrados terapeutas de parejas Doctores John y Julie Gottman, estudiaron a miles de parejas para identificar los patrones que llevan a algunas a prosperar y a otras a sufrir. Un factor común entre las parejas insatisfechas era su renuencia a programar actos de conexión relacional. Muchos piensan que el amor debe ser espontáneo para ser auténtico. Sin embargo, los Gottman demostraron que planear actos constantes de conexión (como mensajes de texto diarios, noches de cita o incluso abrazos) ayudaba a mantener la cercanía incluso en tiempos difíciles. Lejos de ver estos actos como “falsos”, estas parejas los consideraban oportunidades para conectarse.

Los contratos de relación y los actos programados de conexión revelan que los elementos aparentemente mundanos, incluso forzados, de una relación son tan importantes para su éxito como los momentos de romanticismo apasionado. De hecho, en algunos casos, son más importantes.

El judaísmo está lleno tanto de momentos de inspiración suprema como de momentos de esfuerzo cotidiano.

En su obra El arte de amar, el psicoanalista alemán Erich Fromm critica la frase “enamorarse”, ya que connota que el amor es una experiencia pasiva. El amor duradero, afirma Fromm, no es algo que te ocurre; es algo que tú creas. Una forma de crear amor es abrazando sus elementos contractuales. Lavar los platos puede ser una molestia obligatoria, pero si se ve como un acto de servicio hacia la pareja, también puede cultivar intimidad.(4)

La dialéctica entre la intimidad y la obligación contractual no es sólo una característica de las relaciones entre las personas, sino también parte de nuestra relación con Dios. El judaísmo contiene tanto momentos de gran inspiración como momentos de trabajo diario.

Estos elementos “contractuales” del judaísmo pueden servir como vehículos para profundizar nuestra relación con Dios. Las obligaciones y contratos pueden ser expresiones de nuestra dedicación y nuestro deseo de mantener fuerte la relación.

Los actos programados de conexión también son relevantes en nuestra relación con Dios. Un Rebe jasídico interpretó de forma homilética la palabra kidshanu (“que nos santificó”), dicha en las bendiciones antes de realizar una mitzvá, como una alusión a la palabra kidushin, que significa nupcias, representando que cada mitzvá es una oportunidad de conexión conyugal con Dios.

Tal vez aquí se encuentre la clave para entender la misteriosa visión rabínica de que Shavuot fue un matrimonio con la Torá misma. Ver Shavuot como una boda entre el pueblo judío y Dios representa los momentos apasionados de la relación, cuando los contratos parecen irrelevantes. Esa es la dimensión romántica de Shavuot.

Pero cuando el polvo se asienta y se apagan las luces de Hollywood, necesitamos otro modelo para mantener fuertes nuestras relaciones. La visión que entiende Shavuot como la celebración del matrimonio entre el pueblo judío y la Torá enfatiza los elementos contractuales de la relación con Dios. Aunque utilitarios a primera vista, estos aspectos mundanos de la relación son tan importantes como los momentos espontáneos de éxtasis romántico.

Shavuot no sólo nos enseña cómo mejorar nuestra relación con Dios, sino que también nos ofrece una guía para fortalecer nuestras relaciones de pareja.


¹ Ver Pirkei DeRebi Elazar capítulo 41, Bamidbar Rabá 12:8, Taanit 26b, Shir Hashirim Rabá 3:11, Shemot Rabá 52:5, Bamidbar Rabá 12:8, Midrash Tanjuma, Shemot "Pekudei" 8, Bamidbar "Bamidbar" 5, Pesikta de Rav Kahana 1:3, 22:5, Ioma 86a y Rambam Hiljot Teshuvá 10:3.
² Ver también Oseas 2:9 y Lamentaciones 1:1.
³ Ver Shemot Rabá (33:7), Pesajim (49b), Midrash Tanjuma (16) y Pesikta de Rav Kahana (12:19).
⁴ Agradezco a Rav Iaakov Danishefsky por presentarme algunas de estas ideas en su excelente obra Attached, que elabora sobre este tema.

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