
"El hombre es y seguirá siendo un animal. Aquí una bestia de presa, allí un animal doméstico, pero siempre un animal". Armado con esta oscura filosofía, Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Reich, desempeñó un papel clave en las atrocidades nazis contra los judíos. Los nazis no pretendían presentarse como dóciles animales domésticos, pero hicieron todo lo posible por ocultar los horrores que cometían.
No así Hamás, que el 7 de octubre de 2023 grabó eufóricamente la peor matanza desde el Holocausto con cámaras GoPro montadas en el cuerpo.
«Las cámaras GoPro han revolucionado la fotografía y la videografía ofreciendo dispositivos resistentes, compactos y de alta calidad, perfectos para capturar momentos llenos de acción en entornos extremos», según la descripción del fabricante. Los usuarios de GoPro compiten en el «Desafío Contenido Increíble» compartiendo videos de «cualquier aventura, cualquier deporte, cualquier ángulo» para ganar premios GoPro. El espectador ve la aventura a través de los ojos del aventurero.
Los deportes extremos, que superan al atletismo tradicional alcanzando nuevas alturas de adrenalina, profundidad y velocidad, se popularizaron a finales del siglo XX. En el mundo de la fotografía de acción, los amantes de las emociones fuertes capturan momentos impresionantes mientras surfean olas gigantes, saltan desde acantilados, bucean con tiburones o se elevan en trajes de alas, a menudo con riesgo de lesiones graves o la muerte.
Terror extremo y el Desafío GoPro
Paralelamente a los deportes, el terror se ha vuelto cada vez más extremo. «Cualquier cosa impresionante» se ha convertido en cualquier cosa horripilante. En lugar de encontrar nuevos ángulos para celebrar la naturaleza mientras se amplían los límites de la resistencia humana, los terroristas buscan nuevas formas de infligir horror y ampliar los límites del sufrimiento humano. La muerte y las lesiones no son accidentes, sino el objetivo.
El 7 de octubre de 2023, Hamás superó la crueldad en una orgía de muerte, tortura, violación, infanticidio y secuestro que recuerda a la Edad Media. Estos salvajes humanos tenían sujetas a sus cuerpos cámaras GoPro.
Desde su aparición, el terrorismo moderno fue terror mediático. La difusión de un acto de violencia puede infundir miedo masivo y amplificar la causa terrorista, mientras que los videos espantosos sirven como herramientas de reclutamiento.
El secuestro y asesinato de 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 fue visto por 900 millones de televidentes. Al Queda en Irak subió a Internet la brutal decapitación de un ciudadano estadounidense en 2004. El Estado Islámico creó un imperio multimedia que incluía revistas de lujo, sitios web y mensajes en Twitter que llegaban mucho más allá de su incipiente califato del desierto.
El terrorismo extremo de GoPro es solo la última y más horrenda manifestación de la mezcla tóxica de terror y tecnología de la comunicación. Mientras que los actos inhumanos generalmente son ocultados, Hamás compartió libremente sus atrocidades en la aplicación de mensajería instantánea Telegram, incluso piratearon las cuentas de redes sociales de algunas víctimas para retransmitir en directo los asesinatos a sus seres queridos.
La filmación de las atrocidades nazis
Un predecesor de la fotografía de acción GoPro en la historia de la captura de imágenes fue el avance de la fotografía en interiores con poca luz y las cámaras portátiles de 35 milímetros en la Alemania de entreguerras. Liberados de los voluminosos equipos de flash, por primera vez los fotógrafos profesionales pudieron captar a políticos y famosos sin darse cuenta de que estaban siendo fotografiados. Había comenzado la «Edad de Oro del fotoperiodismo».
Erich Salomon, vástago de una acaudalada familia judía de Berlín, se hizo famoso captando grandes acontecimientos políticos con una cámara Ernemann de poca luz, a veces oculta en un sombrero de copa. Fue asesinado en Auschwitz en 1944.
La portabilidad, las lentes intercambiables y la película de exposición múltiple diseñados por los alemanes también llevaron la fotografía de alta calidad a las masas. Los soldados nazis llevaban en sus mochilas cámaras Leica y Ernemann, algunas robadas.
Como los cazadores en un safari africano, era fácil fotografiar a sus presas antes y después de la matanza.
Los nazis también grabaron imágenes en movimiento. Miembros de la fuerza móvil de matanza Einsatzgruppen filmaron el asesinato en masa de la mayoría de los 7.000 judíos de la ciudad letona de Liepaja, a pesar de haber recibido la orden contraria.
Cultivar el odio mientras se ocultan asesinatos en masa
Joseph Goebbels se convirtió en ministro de propaganda en 1933, poco después de que se introdujera el sonido en el cine, y acogió el nuevo medio. Bajo su supervisión, la industria cinematográfica alemana produjo más de 1.000 largometrajes, no todos abiertamente propagandísticos, pero todos ellos reforzando sutilmente la ideología nazi.
El reto de Joseph Goebbels como ministro de propaganda era equilibrar la propaganda antisemita necesaria para incitar al público alemán contra los judíos y, al mismo tiempo, garantizar que el Holocausto permaneciera oculto al mundo. Películas como El judío eterno (1940) y El gueto (1942, inédita), mostraban a judíos hambrientos, presentando su sufrimiento como una inferioridad inherente y no como una privación impuesta por los nazis, mientras que los campos de exterminio permanecían ocultos.
El ministro intentó controlar todos los aspectos de la imagen nazi, pero dejó en manos de los comandantes la tarea de transmitir a los soldados de campo la prohibición de filmar las atrocidades. El general Otto Woehler, que cooperaba con los Einsatzgruppen, cuando estaba al mando del 1.er Ejército alemán, ordenó confiscar toda la fotografía aficionada en julio de 1941:
No se harán fotografías de tales excesos abominables, y no se informará de ellos en las cartas a casa. La producción y distribución de tales fotografías e informes sobre tales incidentes se considera que socava la decencia y la disciplina en las fuerzas armadas y será severamente castigada... Está por debajo de la dignidad de un soldado alemán observar tales incidentes por curiosidad.
Goebbels admiraba a Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo y las SS, por su eficacia y crueldad. A menudo conocido como el padre del Holocausto, Heydrich dictó órdenes que prohibían tomar fotografías en las ejecuciones masivas y ordenó a los comandantes confiscar cualquier imagen que circulara.
Los perpetradores filmaron, sin embargo, ciertas atrocidades con fines de documentación y propaganda interna. Estos registros visuales sirvieron posteriormente de prueba en los juicios de Núremberg, junto con las imágenes tomadas por los Aliados durante la liberación.
Apoyo palestino e internacional a la masacre
El Ministerio de Instrucción Pública y Propaganda del Reich era una gran burocracia con múltiples departamentos. Sólo el departamento de cine tenía cinco divisiones. En una proporción menor, Hamás controlaba férreamente la televisión, la radio y sus sitios web, como Al Aqsa TV, que promovía la ideología islamista entre los niños. Las verdaderas fuentes del odio palestino se encuentran en el hogar, en las enseñanzas coránicas de las mezquitas y en los libros de texto antisemitas.
El 7 de octubre de 2023, el público palestino no necesitaba un ministerio de propaganda para ser incitado. Un grupo variopinto de civiles que, según algunos informes, superaba a los profesionales entrenados tanto en crueldad como en celo, participó en la matanza y el secuestro mientras grababa la barbarie con sus teléfonos móviles. De hecho, France 24 informó que las primeras imágenes del ataque fueron subidas a Telegram por no combatientes.
No hubo encubrimiento, sólo un intenso orgullo. Durante la masacre, un terrorista de Hamás llamó a sus padres desde el teléfono de una mujer judía a la que había matado, pidiéndoles que vieran en su WhatsApp las fotos que había tomado de los diez judíos que había asesinado. «Miren cuántos judíos he matado con mis propias manos: ¡su hijo ha matado judíos!», alardeaba con orgullo.
No sólo este asesino y su familia estaban emocionados por la matanza de Hamás, sino también muchos simpatizantes palestinos de todo el mundo. En una protesta fuera del campus en Nueva York una semana después de la masacre, un profesor de Cornell calificó la masacre de «excitante».
Una encuesta publicada el 14 de noviembre de 2023 por la Universidad de Birzeit mostró que la mayoría de los palestinos de Cisjordania apoyaron la masacre del 7 de octubre e incluso son más los que tienen una opinión positiva de las facciones terroristas. El 98% se sentía más orgulloso de ser palestino.
Una nueva oleada de antisemitismo, que muchos habían pensado que se había disipado tras el Holocausto, se extendió por todo el mundo. Al día siguiente de la masacre, miles de personas se congregaron en Times Square en solidaridad con Palestina, en la que fue la primera de muchas protestas antiisraelíes y antisemitas que pronto se extendieron a campus universitarios y ciudades de todo el mundo. Las imágenes del contraataque israelí para detener el lanzamiento de cohetes, liberar a los rehenes y evitar futuras masacres convirtieron la marejada en un tsunami. «Del río al mar», un llamamiento a la destrucción del Estado Judío, se convirtió en el cántico definitorio.
Gracias a las marchas de solidaridad mundial, el 78% de los palestinos de Cisjordania «sentían firmemente o en cierta medida que hay esperanza para el futuro de la humanidad».
El 23 de octubre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución unilateral «pidiendo una tregua humanitaria inmediata y sostenida que conduzca al cese de las hostilidades», pero no condenó la masacre del 7 de octubre.
Todo esto ocurrió a pesar de la amplia disponibilidad de las imágenes del 7 de octubre. El sitio del Wall Street Journal cubrió los acontecimientos a medida que se desarrollaban. No todo el mundo los vio, no todo el mundo pudo soportarlo. Hamás retransmitió en directo algunos de ellos y subió la mayoría a Internet. El 8 de octubre, las noticias de la masacre, ya fuera a través de imágenes en bruto, imágenes borrosas o informes, sé habían extendido por todo el mundo.
En los días posteriores al atentado, el canal oficial de Hamás en Telegram triplicó sus seguidores, según el Laboratorio de Investigación Digital del Atlantic Council. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí realizó un documental compuesto por imágenes recopiladas de las cámaras GoPro de los terroristas, teléfonos móviles de civiles y socorristas, pero limitó su vista a periodistas, diplomáticos y otras personas influyentes por respeto a las víctimas y sus familias. Los 47 minutos de «atrocidades para las que no hay palabras» dejaron literalmente a los miembros del Congreso de Estados Unidos, sin palabras, algunos salieron llorando y abandonaron la presentación negándose a hablar con los periodistas.
Atrocidades incomparables
Es problemático, algunos dicen «inmoral», hacer una comparación entre el Holocausto y los acontecimientos del 7 de octubre. La mentalidad industrial del Estado Nazi difiere enormemente de la mentalidad yihadista de Hamás. Alemania era un poderoso estado burocrático organizado jerárquicamente cuyo metódico genocidio mató a seis millones de judíos.
Hasta el último conflicto, la estrategia ofensiva más exitosa del terrorismo palestino era el uso de imágenes de sufrimiento civil que convertían sus horribles provocaciones en simpatía mundial. La cámara fue su arma definitiva. Eso cambió el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás adoptó el terrorismo visual de ISIS.
«Una cosa que ISIS hizo muy eficazmente fue permitir a sus combatientes individuales filmar las brutales hazañas que estaban viendo con sus propios ojos. Tanto si vivían como si morían, ambas cosas tenían ventajas. Eran guerreros triunfantes o mártires heroicos», señala Daniel Byman, experto en terrorismo del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Permitir a los espectadores de todo el mundo experimentar el terror a través de los ojos del terrorista en tiempo real supuso un cambio fundamental respecto al tradicional uso de la propaganda visual por parte de los palestinos. Sin embargo, este nuevo enfoque podía dar al traste con la tradicional imagen de palestina como principal desvalido del mundo.
En vez de eso, la exposición simultanea de imágenes de ambos lados por parte de Hamás desató una nueva ola de antisemitismo en todo el mundo. Los israelíes fueron calificados como los nuevos nazis, censurados por la ONU, llevados ante la Corte Internacional de Justicia y sus dirigentes, acusados de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional, un tribunal inspirado en los juicios de Núremberg.
Entonces, ¿qué pensaría Joseph Goebbels, «cerebro del Tercer Reich», quien se autodenominaba «la mente maestra del cine alemán» sobre el genocidio GoPro de Hamás?
Este hombre diminuto, con la pierna lisiada y la voz penetrante que hipnotizaba a las multitudes, fue el más fanático de los nazis, permaneciendo al lado de Hitler hasta el final. Su carisma nihilista se refleja en líderes palestinos como Yahya Sinwar, que declaró que las bajas civiles son «sacrificios necesarios». Antes de suicidarse junto a su esposa en el búnker de Hitler, Goebbels mató a sus seis hijos.
¿Se asombraría Goebbels del apoyo mundial a la masacre del 7 de octubre y a quienes divulgaron sus actos con orgullo?
Dada su definición bestial del ser humano, quizá no.
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