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¿Las almas saben lo que ocurre en este mundo?

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La muerte es inevitable. El cuerpo es colocado en la tierra y, de acuerdo con la perspectiva judía, el alma sigue existiendo en el reino espiritual. ¿Qué enseña la tradición judía respecto a lo que sabe el alma sobre el mundo físico después de la muerte? ¿Las almas saben lo que ocurre en este mundo?

El Talmud (Berajot 18) registra una serie de discusiones respecto a este tema, ofreciendo diversas opiniones. El enfoque genertal al interpretar un espectro de opiniones ofrecidas por el Talmud en temas no relacionados con la observancia práctica es asumir que todas ellas reflejan diferentes condiciones o perspectivas, cada una transmite un elemento de verdad.(1) A continuación ofreceremos un resumen de las diferentes enseñanzas sobre este tema.

Después de la muerte, hay un período de aclimatación en la que el alma tiene que adaptarse a su nueva existencia no corporal. El Talmud de Jerusalem (Moed Katan 3-5) enseña que durante lso tres primeros días después de morir, el alma sigue asumiendo que puede reconectarse con el cuerpo. Durante la primera semana después de la muerte, el alma guarda duelo por su pérdida y deambula entre la tumba y la casa de duelo (Zóhar Parashat Vaieji). Esto explica el período de siete días de duelo del judaísmo, conocido como shivá, que significa "siete". Luego hay otra separación después de 30 días (Zóhar Parashat Vaiakel). El Talmud (Shabat 152b) dice: "Durante 12 meses el alma asciende y desciende, pero después de 12 meses asciende y no vuelve a descender". Esto explica el período de 12 meses de duelo cuando fallecen los padres.

Estos hechos implicarían que un alma perdería conexión con lo que ocurre en el mundo físico después de un año. Sin embargo, Tosafot (un comentario del Talmud escrito por rabinos franceses de los siglos XI y XII) provee fuentes que asumen que el alma tiene conocimiento de lo que ocurre en nuestro mundo mucho después del año. Tosafot concluyen que la expresión "asciende y no vuelve a descender" implica que el estatus quo del alma después un año es ya no estar conectada con los eventos que suceden entre los vivos Sin embargo, si el alma elige hacerlo, puede descender y observar lo que ocurre debajo.(2)

Uno de los componentes que definen el entierro judío tradicional es que el muerto se coloca directamente sobre la tierra o dentro de un ataúd simple de madera que permite que el cuerpo se descomponga.(3) El Talmud (Berajot 18b) registra la historia de una persona justa que escuchó una conversación entre dos almas fallecidas. Un alma, que había sido enterrada en una estera de juncos, era incapaz de ver el futuro, mientras que la otra, que había sido enterrada correctamente, sí podía hacerlo. Rav Iejezkel Landau (1713-1793, Tzion LeNefesh Jaia, Berajot ad loc), explica que la estera de juncos impedía que el cuerpo se descompusiera, y eso interfería en el proceso normal de ascenso del alma. Por lo tanto, podemos agregar a lo que dijimos antes sobre el año posterior a la muerte que un entierro inadecuado puede interferir y retrasar la capacidad del alma para lograr sus plenas capacidades y existencia espiritual. Un entierro judío apropiado es más que seguir costumbres históricas; es la manera que tiene el judaísmo para ayudar al alma en su viaje.

Una persona viva puede llamar la atención de un pariente que ha fallecido.

Nos quedamos con una pregunta importante. La conclusión de las fuentes previas indicaba que inmediatamente después de la muerte el alma está conectada con nuestro mundo, y que después de un año pierde esa conexión a menos que ella elija retornar. ¿Qué significa esto? ¿Acaso una persona viva puede llamar la atención de un pariente que ha fallecido?

La respuesta es que sí.

La Torá registra la historia de Moshé enviando 12 espías a Israel para investigar la tierra antes de que el pueblo judío entrara (Ver Números, capítulo 13). Al regresar, diez de los espías informaron que la tierra era imposible de capturar, llevando a que el pueblo entrara en pánico. Sólo dos de los espías, Caleb y Iehoshúa, trataron de lograr que el pueblo confiara en Dios y en Moshé y continuara su viaje hacia Israel.

El Talmud (Sotá 34b) provee detalles adicionales sobre el incidente. Caleb, percibiendo que los sentimientos del grupo causarían una rebelión contra Dios, fue a rezar a Jevrón. Allí les suplicó a Abraham, Itzjak, y Iaakov, que están enterrados en Jevrón, que rezaran por él. Tosafot comentan que a pesar de que los antepasados de Caleb habían fallecido mucho tiempo atrás, rezarles atraería su atención. Uno puede suponer que la plegaria de Caleb sería sobre una causa digna para lograr interesar a las almas ahora profundamente espirituales de los patriarcas. A propósito, es importante señalar que al rezar a una persona fallecida, no formulamos pedidos directamente a la persona, sino que le pedimos a la persona fallecida que nos ayude a presentar nuestro caso ante Dios y que sea un intermediario efectivo. No se debe rezar a un alma pidiéndole que haga una tarea.(4)

Una última pregunta: ¿acaso los muertos tienen conciencia de los logros significativos de los seres amados que dejaron en el mundo?

Rav Ionatan Eibeshutz (1690-1764, Iaarot Devash, vol. 1, discurso 16) escribe que la principal variable para que el muerto tenga o no conciencia de lo que ocurre en este mundo es qué clase de vida esa persona tuvo cuando estaba viva. Por ejemplo, él explica que una persona justa cuyas búsquedas espirituales se enfocaban en los componentes filosóficos y cerebrales del estudio de la Torá y de la experiencia judía, tendrá una conexión mínima con lo que sucede en la sociedad. Sin embargo, la persona que eligió enfocarse en las necesidades de los demás y enfatizó los asuntos comunitarios y sociales, retendrá una conexión con esas causas y continuará abogando en beneficio de los temas a los que estaba conectada mientras vivía.

Basado en esto, pareciera que un individuo afectuoso, conectado con su familia, continuaría conectado con ellos y preocupado por su familia, amigos y asociados incluso después de morir.

En conclusión, un alma puede seguir teniendo conciencia de los eventos que ocurren en nuestro mundo después de morir, y es posible conectarse con un ser querido que ha fallecido a través de la plegaria. ¿A los muertos les interesa quién salió campeón en el mundial de fútbol o qué canciones son las más escuchadas? Probablemente no. ¿Ellos sonríen desde arriba cuando hacemos trabajo voluntario, damos caridad, estudiamos Torá o somos honestos e íntegros en nuestros negocios? La tradición judía indica que sí.

Si alguien atraviesa una crisis o se encuentra en una encrucijada en la vida, ¿puede rezar a un pariente que falleció para que intervenga en su beneficio? Una vez más, esta es una manera de conectarse con el alma.

Que el recuerdo de los fallecidos sea para bendición.


Notas:

  1. Ver Mijtav MeEliahu volumen 3, pág. 353 y The Handbook of Jewish Thought de Arye Kaplan, pág, 236 para un análisis más amplio de este principio.
  2. Ver Guesher HaJaim, de Rav I.M. Tucazinsky, vol. 2, cap. 27 para ver fuentes adicionales sobre este período de transición después de la muerte. Ver también Even Shlemá, cap. 10.
  3. Ver Talmud, Sanedrín 46b, Shulján Aruj, Ioré Deá 362-1
  4. Ver Shulján Aruj, Oraj Jaim 581-4. Mishná Berurá 581-27

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