
En Pésaj celebramos la salida de Egipto, pero incluso después de salir de Egipto el peligro de ser afectados por esa nación corrupta seguía siendo muy real. En consecuencia, la Torá nos ordena: “No practiquen las costumbres de la tierra de Egipto en la que habitaron…”(1) Rashi escribe que Egipto era la nación moralmente más decadente y en particular las partes en las que habitaron los judíos eran las peores secciones de ese país. ¿Por qué Dios colocó deliberadamente al pueblo judío en el lugar más corrupto de la Tierra?(2)
Rav Eliahu Dessler(3) observa que una sociedad negativa puede tener un efecto muy perjudicial sobre una persona. Sin embargo, la persona es suficientemente fuerte como para que las influencias negativas no la afecten, entonces en realidad puede fortalecerse en su desarrollo espiritual. Al enfrentarse al mal circundante, fortalece su aprecio por el bien. Rav Dessler dice que esto explica por qué Dios colocó deliberadamente al pueblo judío en los lugares más degenerados de la Tierra. “Cada vez que era necesario que una persona justa ascendiera a un nivel extremadamente alto, esa persona era arrojada a los ambientes más bajos y degenerados para que pudiera aprender de ellos la bajeza del mal y fortalecerse en el bien hasta el extremo opuesto”.(4)
Dios colocó deliberadamente al pueblo judío en Egipto para que pudieran desarrollar un intenso odio por su impureza, lo cual, escribe Rav Dessler, fue su verdadera motivación para clamar a Dios para que los liberara de ese terrible lugar. Este intenso disgusto les permitió elevarse rápidamente desde el nivel 49 de impureza hasta llegar al nivel de poder recibir la Torá. Si se hubieran encontrado en un ambiente menos inmoral, no habrían podido ascender a un nivel tan alto.
Esto también parece explicar por qué el pueblo judío tuvo que ir a una tierra igualmente aborrecible, la de Canaán. Ver el comportamiento altamente inmoral de las naciones cananeas tenía la intención de intensificar su disgusto por el mal y, a su vez, aumentar su aprecio por la moralidad de la Torá.(5)
El principio de Rav Dessler nos ayuda a entender algunos aspectos importantes de Pésaj. Comenzamos la Hagadá hablando de nuestros antepasados que adoraban ídolos. Rav Dessler pregunta cómo está esto conectado con la historia de la salida de Egipto. Él responde que, al estar rodeado de tal negatividad, Abraham alcanzó un nivel de santidad tan elevado que su poder nunca sería anulado. La redención de Egipto brotó directamente de esta santidad. Por lo tanto, hablamos de nuestros antepasados idólatras para resaltar que fue directamente como resultado de su impureza que Abraham surgió para alcanzar un nivel tan increíblemente alto y a la vez fue su grandeza la que plantó las semillas para el Éxodo de Egipto.
Ahora podemos comprender más profundamente por qué la Hagadá hace un gran esfuerzo por hablar de las influencias negativas que incluyen a nuestros antepasados idólatras, los egipcios y Laván. Tal vez esto sea para despertar nuestro disgusto por esas personas inmorales y, a su vez, aumentar nuestro aprecio por Dios por habernos liberado de ellos y habernos dado la Torá.
En el mundo actual, la prueba de influencias perjudiciales es inevitable. Por supuesto, es muy recomendable esforzarse por reducir su influencia tanto como sea posible, no obstante, es imposible eliminar completamente cualquier exposición a ellas. El principio de Rav Dessler puede ayudarnos a medirnos con estas influencias y, tal vez, incluso usarlas para el bien.
1 Levítico 18:3
2 La única otra nación que parecía rivalizar con la inmoralidad de Egipto era la de Canaán.
3 Mijav MeEliahu, Volumen I, págs. 157-160
4 Ibid. pág. 158
5 Por supuesto que el pueblo judío tenía libre albedrío respecto a elegir rechazar completamente las costumbres de los cananeos o aceptarlos como vecinos y, en consecuencia, ser influenciados negativamente. La historia muestra que no destruyeron por completo a sus vecinos y, con el tiempo, se vieron influenciados negativamente por los cananeos.
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