Quantcast
Channel: AishLatino.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 613

Deja de correr

$
0
0

La porción de la Torá de esta semana ilustra bellamente cómo el mundo físico refleja el mundo espiritual.

Una contaminación espiritual causada por hablar lashón hará (discurso negativo), se manifiesta como un defecto físico en la piel, la ropa o la casa. La primera etapa de rectificación para este defecto es el confinamiento total. Cuando alguien, Dios no lo permita, es un peligro físico para la sociedad, lo más apropiado parece ser confinarlo lejos de los demás. Sin embargo, ¿por qué sería necesario el aislamiento como primer paso para rectificar un defecto espiritual?

Lección:

Sabemos que comer alimentos no saludables es perjudicial para nuestro cuerpo. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos haciendo algo poco saludable para nuestra neshamá (alma)? Con Su abundante bondad, Dios envía un síntoma físico para que tomemos conciencia de nuestra contaminación espiritual. Incluso después de darnos cuenta de haber hecho algo incorrecto, Dios nos dice que necesitamos entrar en confinamiento; necesitamos solos con nosotros mismos. Esta situación favorece la introspección y la autoevaluación, requisitos necesarios para rectificar nuestro comportamiento y mejorar.

Nos gusta justificar nuestro comportamiento para que se ajuste a nuestros motivos y deseos, desechando la culpa y la responsabilidad. “Esas palabras negativas están justificadas porque esa persona hizo algo realmente atroz; o no fue tan malo hablar negativamente de esa persona porque sólo estaba desahogándome sobre cómo me sentía. O no fue tan malo porque podría haber dicho mucho más, mientras que sólo insinué mi desprecio por él”. Nos gusta racionalizar nuestras acciones porque es difícil admitir que estábamos equivocados. E igualmente difícil es contener lo que queremos hacer o decir.

Es más fácil distraernos que admitir nuestra culpa y crear maneras tangibles de rectificarlas. Al estar en confinamiento total, Dios le dice a la persona que se quede quieta. Deja de correr. Deja de producir. Deja de lado las distracciones, el entretenimiento y las interrupciones. Deja de pensar en cosas externas, y mira hacia adentro. Reflexiona sobre tu vida. Piensa a dónde vas y a dónde te llevan tus acciones. Considera áreas de tu carácter que requieren mejora. Considera las relaciones en tu vida que se pueden sanar y mejorar. Sólo podemos lograr esto cuando estamos quietos, solos, en silencio.

Dios nos da este asombroso regalo, la oportunidad de verdaderamente detenernos, reflexionar y hacer los cambios necesarios para impulsarnos al siguiente nivel de nuestro ser más elevado. Y cuando lo hacemos, podemos alcanzar alturas espirituales asombrosas. Si alguien quiere comer una galleta y se abstiene, no ha ganado peso, pero tampoco ha perdido ninguno; es una situación neutral. En la abundante bondad de Dios, abstenerse de algo negativo no sólo te salva de una transgresión, sino que te impulsa más alto espiritualmente. Cuando nos detenemos y reflexionamos sobre áreas que requieren mejora y hacemos los cambios positivos subsecuentes, nos vemos impulsados a alturas increíbles, ¡incluso más que antes y cumplimos con nuestro más alto y santo potencial, con ayuda de Dios.

Ejercicio:

Aíslate durante diez minutos, sin teléfono, sin distracciones. Piensa en algo que puedas mejorar y en una forma tangible de hacerlo. Luego hazlo.

The post Deja de correr appeared first on AishLatino.com.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 613

Trending Articles